Tras esta primera sesión creativa, podemos concluir lo siguiente:
a) De momento el langostín parece más interesado en experimentar con los valores nutricionales de las pinturas que con sus potencialidades cromáticas
b) A lo largo de una sola sesión, el langostín ha quemado ya una etapa rosa, otra azul y otra potpourri, lo que puede denotar i) alta precocidad ii) enorme déficit de atención iii) o muchísimas ganas de juerga
c) El arte del langostín parece inspirarse tanto en los fauvistas como en los cromagnones, en Rousseau el Aduanero tanto como en Dora la Exploradora, y parece que su genio equidista del de Warhol y el de Tinky Winky. Por lo demás, es evidente que el langostín ha bebido tanto de las escuelas artísticas clásicas como de la leche Nidina 2 de Nestlé (bueno, quizá de esta última un poquito más que de las escuelas artísticas clásicas).
Aunque todo esto la crítica anda a la greña discutiéndolo, y es pronto para saberlo.
De momento, aquí va un botón de muestra de la reciente producción artística del langostín, aunque hay que aclarar que se nota la mano de algún discípulo o de algún oscuro miembro del taller del maestro.
Díptico sobre papel cuadriculado, 29 x 21 cm., técnica mixta y así como confusa (2010)
(Colección privada de El-que-te-metió-en-todo-esto)
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