sábado, 28 de junio de 2008
A la bartola
Por si quedaban dudas, aquí está la imagen del langostín, últimamente también llamado el pingüino, a la hora de la siesta, el pasado jueves 26 de junio.
Diez centímetros medidos de coronilla a culete, y ya ha tomado posición ante la directiva europea que legaliza la semana laboral de 65 horas: ¡Eso no está en mi convenio!
Y aunque no lo parezca, no para el langostín de desarrollar habilidades portentosas.
Ya traga (líquido amniótico, ¿pero es que aquí dentro no ponen horchatas?) y también mea (que sepas que no todo el calorcito que sientes en tu jacuzzi particular es materno, pues, langostín).
Tiene sentido del tacto, y las manos ya están formadas. Ya verás tú esos dedos en qué impensables rincones se van a meter. Eso sí, que le tendremos fichado y no podrá negar por dónde ha estado enredando, porque ya tiene huellas dactilares.
También está formando huesos, adiós al cartílago. Y músculos para hacer sus alucinantes demostraciones cuando toca salir en el monitor de ecografías.
Y todo esto sin dejar de tumbarse a la bartola. Eso sí que es conciliar.
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